¿Qué es la depresión?
El trastorno depresivo es una enfermedad que afecta el organismo (cerebro), el ánimo, y la manera de pensar. Afecta la forma en que una persona come y duerme. Afecta cómo uno se valora a sí mismo (autoestima) y la forma en que uno piensa. Un trastorno depresivo no es lo mismo que un estado pasajero de tristeza. No indica debilidad personal. No es una condición de la cual uno puede liberarse a voluntad. Las personas que padecen un trastorno depresivo no pueden decir simplemente “ya basta, me voy a poner bien”. Sin tratamiento, los síntomas pueden durar semanas, meses e incluso años. Sin embargo, la mayoría de las personas que padecen de depresión puede mejorar con un tratamiento adecuado.
Tipos de depresión
Depresión Severa
Distimia
Trastorno Bipolar
FAQs - Preguntas y respuestas
En nuestro centro, compaginamos la ayuda médica psiquiátrica y la psicoterapia junto con actividades de vida saludable orientadas a buscar la estabilidad emocional.
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No todas las personas que están en fases depresivas o maníacas padecen de todos los síntomas. Algunas padecen de unos pocos síntomas, otras tienen muchos. La gravedad de los síntomas varía según la persona y también puede variar con el tiempo. A continuación, enumeramos algunos de los síntomas más evidentes en cada una de las fases:
Fase Depresiva
- Estado de ánimo triste, ansioso o “vacío” en forma persistente.
- Sentimientos de desesperanza y pesimismo.
- Sentimientos de culpa, inutilidad y desamparo.
- Pérdida de interés o placer en pasatiempos y actividades que antes se disfrutaban, incluyendo la actividad sexual.
- Disminución de energía, fatiga, agotamiento, sensación de estar “en cámara lenta.”
- Dificultad para concentrarse, recordar y tomar decisiones.
- Insomnio, despertarse más temprano o dormir más de la cuenta.
- Pérdida de peso, apetito o ambos, o por el contrario comer más de la cuenta y aumento de peso.
- Pensamientos de muerte o suicidio; intentos de suicidio. Inquietud, irritabilidad.
- Síntomas físicos persistentes que no responden al tratamiento médico, como dolores de cabeza, crisis de vértigo, náuseas, vómitos, trastornos digestivos y otros dolores crónicos. Esta facilidad del trastorno depresivo para rodearse de síntomas físicos es lo que hace que a menudo pase desapercibida, tratándose entonces de una depresión enmascarada y corriéndose el riesgo, por tanto, de ser tratada como un trastorno físico.
Fase Maníaca
- Euforia anormal o excesiva.
- Distraibilidad. Irritabilidad inusual.
- Disminución de la necesidad de dormir.
- Autoestima exagerada. Ideas de grandeza Conversación excesiva.
- Pensamientos acelerados.
- Aumento del deseo sexual.
- Energía excesivamente incrementada.
- Falta de juicio.
- Desinhibición, comportamiento inapropiado en situaciones sociales.
La fase maniaca de un trastorno bipolar es uno de los pocos trastornos mentales en los que la persona no sufre por sus síntomas y no puede entender por qué los demás intentan frenar su estado, pues el paciente se siente muy bien, lleno de energía. La capacidad crítica está casi anulada, no se prevén riesgos y apenas hay control de los impulsos.
Las causas de la depresión son variadas, y en ella intervienen variables de orden diverso. La bioquímica puede ayudar a explicar algunos casos. Las personas deprimidas muestran niveles muy altos de cortisol (una hormona) y de varios agentes químicos que actúan en el cerebro, como los neurotransmisores serotonina, dopamina y noradrenalina. Estos niveles pueden estar elevados por motivos hereditarios. Explicaciones dadas al origen familiar de la depresión son que los niños reciban una visión triste del mundo por el comportamiento de sus padres, o crecer en un ambiente que no es totalmente enriquecedor.
Desde un punto de vista conductual, se entiende la depresión como la consecuencia de la falta de refuerzo o de la falta de relación entre lo que la persona hace (su conducta) y el refuerzo que recibe por ello. La depresión puede ser el resultado, consecuentemente, de la exposición de la persona a situaciones en las que no existe un control sobre las consecuencias del comportamiento, entrando por tanto la persona en un estado de desesperanza e indefensión.
En el origen de la depresión intervienen también una serie de pensamientos inadecuados que la persona mantiene, distorsionando la realidad de forma negativa, tales como: “para valorarme positivamente, tengo que conseguir todo lo que me propongo”/ “Sólo se puede ser feliz si me admira la gente que conozco”, etc. Estos esquemas mentales sobre sí mismo, el mundo y el futuro, generalmente son rígidos y poco realistas, y suelen formarse por experiencias tempranas en la infancia, constituyendo un factor de vulnerabilidad para la depresión.
Asimismo, las experiencias vitales de estrés, junto con la capacidad de afrontamiento que la persona tenga para hacerles frente, así como el apoyo social, pueden contribuir al desarrollo de este trastorno. En definitiva, cuando las condiciones en las que se desarrolla la vida de las personas están caracterizadas tanto por la presencia de sucesos negativos, como por el sentimiento de indefensión, la falta de sentido en la vida, y una imagen negativa de uno mismo o una valoración negativa del yo, se incrementan significativamente las probabilidades de sufrir unos mayores niveles de depresión.
El primer paso para recibir un tratamiento adecuado para la depresión consiste en un examen médico. Ciertos medicamentos, así como algunas enfermedades, por ejemplo infecciones vitales, pueden producir los mismos síntomas que la depresión. El médico debe descartar esas posibilidades por medio de un examen físico, entrevista del paciente y análisis de laboratorio. Si las causas físicas son descartadas, el médico debe realizar una evaluación psicológica o dirigir al paciente a un psiquiatra o psicólogo.
Una buena evaluación diagnóstica debe incluir una historia médica completa. ¿Cuándo comenzaron los síntomas, cuánto han durado, son tan graves? Si el paciente los ha tenido antes, el médico debe averiguar si los síntomas fueron tratados y qué tratamiento recibió. El médico también debe preguntar acerca del uso de alcohol y drogas, y si el paciente tiene pensamientos de muerte o suicidio. Además, la entrevista debe incluir preguntas sobre otros miembros de la familia. ¿Algún pariente ha tenido depresión y si fue tratado, qué tratamientos recibió y qué tratamientos fueron efectivos?
Por último, una evaluación diagnóstica debe incluir un examen del estado mental para determinar si los patrones de habla, pensamiento o memoria se han afectado, como pasa algunas veces en el caso de enfermedad depresiva o maníaco-depresiva.
La selección del tratamiento dependerá del resultado de la evaluación. Existe una gran variedad de medicamentos antidepresivos y psicoterapias que se pueden utilizar para tratar los trastornos depresivos.
En nuestra clínica ofrecemos un tratamiento combinado: por un lado a nivel farmacológico, para obtener un alivio relativamente rápido de los síntomas, y por otro a nivel psicoterapéutico. Empleamos intervenciones tanto cognitivas como conductuales, tales como:
- Asignación de tareas graduadas y programación de actividades placenteras, para disminuir el estado de pasividad característico en los trastornos depresivos.
- Entrenamiento en asertividad y habilidades de comunicación, cuando el paciente dispone de pocos recursos personales de afrontamiento y necesita mejorar la calidad y cantidad de relaciones interpersonales.
- Relajación,
- Autocontrol, para paliar los déficits que las personas deprimidas padecen a la hora de valorarse a sí mismos.
- Toma de decisiones,
- Solución de problemas, para aumentar la eficacia de los esfuerzos de solución de problemas en el afrontamiento de las situaciones actuales.
- Manejo de tiempo…
- Intervenciones destinadas a modificar las condiciones ambientales, cuando el entorno de la persona está muy empobrecido o es altamente aversivo.
- Técnicas cognitivas, que permitan al paciente identificar y tomar conciencia de aquellos pensamientos que influyen directamente sobre su estado de ánimo, y aprenda a modificarlos por evaluaciones más flexibles y objetivas sobre sí mismo y a realidad.
- Estrategias de prevención de recaídas.
Todas estas técnicas permiten a la persona aprender a controlar y reducir la intensidad y frecuencia de los acontecimientos aversivos y a aumentar su implicación en actividades agradables. El tratamiento terapéutico es completamente personalizado y adaptado a las circunstancias personales del paciente, intentando comprender en todo momento su paradigma personal, y utilizando diferentes técnicas en función de las características de su cuadro psicopatológico.